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AUTOSCOPIA

De piedra y mujer

De piedra y mujer

(1996 – 1997)

Y uno quiere a una mujer para olvidar
que tras el sueño morirá


UNO

Lluvia Sol

Pienso en esa mujer que el tiempo me arrebató
Cuando veo mi rostro en un espejo, en un libro, en un zapato,
En el desorden bélico que se apodera de miles de hojas sueltas sobre la mesa

Pienso en esa mujer humedecida por la lluvia
Cuando la luna atina a mirarme
Y hecho un bobo digo que la quiero

Entonces apuro el paso y me marcho para casa
A escribir hasta agotarme

Pienso en esa mujer siempre
Y en los días nublados, incoloros
La imagino desnuda por los aires

Olfateo su presencia tras los húmedos vidrios de un café
Su forma apetecible empieza a dibujarse con la lluvia
Y en ciertas noches de delirio y desvelo
Mi sueño la persigue en el último rincón de la palabra


Alma llena

Me besas con tu alma llena

Me besas
como apretando una piedra suelta

Te podré querer
Aunque no vengas más a mí
Ni me beses con tu cuerpo desnudo

Te podré querer
Aunque sólo me pidas
Que tome el camino de tu sombra
Y me pierda


Tu espacio

Tu espacio
Es aquel donde pasean mis pupilas

Una fórmula extraña
Que se empeña en mí, siempre

Tu espacio
Es lo que percibo de la vida
En el café de cada mañana

E
s

e
l

p
é
n
d
u
l
o

d
e
l

t
i
e
m
p
o

Es lo que más amo
En las estaciones crudas y lejanas


El principio

Desde dónde empiezo a quererte
En qué estación del agua

Desde dónde crees que te amo
Pasillo de sueños

Desde siempre cabecita roma
Corazón risueño
Desde siempre


Me tendrás

Como una gota suspendida
Me tendrás
Aunque no encajemos
Y algo de nosotros quede puro

Como un mar sin orilla
Me tendrás
Aunque no busque más
Tu boca inquieta

Si no te amara
No extendería los brazos
Al amarte


He de decirte adiós

Porque no has vuelto en abril a casa

Porque no has tenido
Sombra y cabellera
Caminando durante el día
Hacia la plaza

Porque no has tenido, amor, más alegrías
En mi cama de poeta

Porque esconde sólo penas
El ropero de los montes

Porque no has tenido
Más beso y más amor para mí

Porque no has visto y no verás
Lo que mi habitación recoge en su desorden
He decirte adiós en mi poema

DOS

Amo a esta mujer húmeda
que habita el incendio del agua

1

Al menos María me ama
aunque yo sea así de triste,
en minúsculas

Al menos ella es sugerente
en mis dolores.
Y si soy infeliz
no ha de ser jamás su culpa

Si hasta sonrió al mirar la luna
coqueta
en sus mejillas

Al menos María alimenta en sus ojos
de niña
unas ganas de quedarme

Y si aún duermo y sueño,
si me enamoro en diéresis
y bebo agua,
si espero algo bueno de esta vida,
a María se lo debo

Al menos ella juega
y destella
y hace fiesta de muñecas

Y si en casa hay un árbol grande
y un pequeño niño
y si aun algo en el futuro me cautiva
son sus rondas y su cara de muñeca


2

No hemos de amarnos más
en este viaje

He percibido en este otoño
la tierra húmeda de indios cercanos
y en el espectro de sus formas he hallado
una pequeña niña bajo la lluvia

No hemos de amarnos más
¿para dónde iremos?

He creído esta mañana
en la azul manera de unos ojos al mirar.
He creído en el amor grande

Mientras la calle temblaba para llorar
no hemos podido amarnos más,
y en la lluvia me he tendido para siempre

Hemos perdido tanto
que los años se nos fueron tristes
y ya nadie más nos unirá como al principio


3

Nada nos ata, mujer; ni un beso, ni una estación,
ni los blancos lirios que se fueron

Ni una palabra, ni una vocal
hermosamente conjugada en el silencio

Nada nos ata, ni la esperanza,
ni la mano azul del Génesis

Nada nos ata en la pausa ni en el infinito.
Para qué quieres que te quiera
si tampoco me amarías

Nada nos ata mujer, ni una caricia,
ni una estrella nostálgica
que podamos compartir

Sólo nos ata nuestro propio olvido
y un libro de versos
que nunca te leí


4

Nuestra casa
es lo que separa al mundo de nosotros,
lo que determina la calle sola y monótona
(con los seres de siempre,
sus complejos y sus modas)

Nuestra casa
nos esconde de lo común y cotidiano.
Nos mantiene puros.

Más allá de la puerta se rompe todo encanto
y todo cuanto es nuestro en nosotros

Esta casa
es nuestra paz y escapatoria.
Dentro de esta intimidad
hemos vuelto a descubrir el fuego y,
acaso,
nuestro primitivo instinto de vivir.

Nuestra casa, mujer,
es lo que separa al mundo
de nosotros.


5

Quiero pensar en tus ojos
fugitivamente

En tu cuerpo como un prisma
por el que atraviesa la luz en círculo

Quiero pensar contemplativamente
en mi planeta de piedra caliente.

En el instinto, métricamente;
en la rosa, estacionariamente

Quiero pensar en detalle
lo que esta tarde
me diría de ti, a solas

En sus figuras,
en sus árboles disueltos
con la brisa

Quiero pensar
lo que las cosas borradas del mundo
me dirían de ti

Una palmera oculta,
un sol que entre destellos naranjas
se hunda en el mar


6

Mujer, a ti clamo
en la onda partícula
del misterio

En la noche,
en el silencio,
en el aguacero,
cuando mi cadáver se moja
y tiene frío

Mujer, a ti te llamo
desde mi cárcel,
desde mi isla.
Lástima que la vida
no sea sólo para amarnos

Un pájaro toca su quena
para llorar en la nostalgia

Mujer, a ti clamo
desde mi amor doble
que jamás será feliz


7

Enamorado al fin de un pensamiento,
de una ilusión

Enamorado al fin de un deseo,
de una mirada confusa

Enamorado por instinto y vocación
de una luna de ojos negros

Enamorado de una sonrisa,
de un beso,
de un adiós dubitativo


8

Pero María, tus trenzas, tú.
Amor y todo lo creado.
Tiempo
Aire
Fin

Canción en el fuego
de la sala

María, observación divina
Pasión fotográfica
Pintura
Amor

Universo
Aceleración
Quietud
Estética
Ruina

María, destino
Cita
Referencia

María,
Intenso azul
Cancionero
Aroma
Viento
Beso
Soledad


9

Y el hombre
que querías que yo fuera, María,
no lo soy

No puedo ser el hombre que querías.
Que amara la calma, el empleo,
la casa, la rutina

No, María.
Soy la sombra rala
que vaga y que siente
la poesía del agua.

Soy errante en mis sueños,
en el parque, el autobús, el patio

Amo la luna,
la ciudad
la tristeza,
el vino,
los recuerdos

No soy
el hombre de pómulos finos
que corre y ríe;
tengo otro mundo, María,
que se borra en mis ojos
sólo cuando duermo

No, María,
vivo en un mundo de dibujo,
en un pupitre, en otra calle,
en una habitación a solas

Vivo entre hojas de colores
tristeza-aventura
nostalgia-ópera

Soy rupestre y libre
en tu siglo de encanto
y te amo así, María


10

Dónde estabas, mujer,
cuando en el rastro de la tierra
buscaba entre fósiles
el más extraño sabor
que me hiciera feliz

Hacia dónde tus ojos
veían España,
y hacia dónde
la casa nuestra

Dónde estabas, mujer,
antes, después, ahora.
En qué Génesis
fuiste creada

Hacia dónde te estaba viendo
cuando presagiaba mi propia muerte

Sabías que la tierra no podía ser en mí
otra cosa más que llanto,
y así me aceptaste
para lo que quedaba de mi vida

A qué hora del polvo donde dormía
me tomaste
y me diste un cuerpo,
una ilusión de enamorado

Dónde estabas
cuando en el fondo de la tierra
me encontré solo.
Cuando era sólo arena oscura,
la estrella más lejana.

Azagar (seudónimo de Santiago Azabache García), nació en Trujillo en 1969. En 199… obtuvo el Primer Lugar en … de Poesía (Universidad Nacional del Santa) y en 199… en los Juegos Florales de la Universidad Privada San Pedro de Chimbote. Ese mismo año publica, en edición artesanal, “Sueños a poesía”, conjunto de poemas en el que privilegia el tema del amor y los intrincados meandros de la subjetividad, permitiendo vislumbrar el manejo de un lenguaje que no tropieza con una metáfora elaborada, sino que se explaya en la fidelidad a los sentimientos y a la animosa brisa de las emociones.

2 comentarios

Anónimo -

gracias

Marti -

imagen de Marti Carbonell