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En el Tercer Planeta

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A propósito de los 30 años de la partida de Luís Hernández

Por Gonzalo Valderrama Escalante
Amaru Teqse. Casa de Culturas Críticas.


A diferencia de Vallejo y su postura adusta en esa su famosa foto, la famosa foto de Luís Hernández encendiéndose un pucho me impresionó de sobremanera, algo de hedonismo griego y bacanería peruana en su gesto me llamaron la atención, sus textos me sorprendieron, no había leído nada así hasta entonces, cuando era feliz e indocumentado. Me acuerdo y no cito de memoria nunca muchos de sus versos; de los primeros que leí, la historia de Billy the Kid, que por la espalda va herido, eso de corajudo de andar recorriendo los condados de Ducal y Hamilton y Premier a pesar de la tristeza y el dolor me pareció genial y sobre todo corajudo. Muchas veces, todas las veces que de amor hable con mi amor, recurrí a sus versos, sobre todo a sus varias versiones de la Chanson d’amour, cuando dice el cielo son dos. Dije también “entra en mi casa / mira el mar conmigo / una a una las olas / gastaran / nuestras vidas”, total más que de sus autores los poemas son de quienes los necesitan.
Las historias sobre su persona, sus anécdotas y su genio completaron esa imagen que del autor me hice, entre el estoicismo y la fragilidad una vida sui generis, siendo médico el hecho de no cobrar por sus consultas o cobrar en especies, dar recetas a cambio de pan o gaseosas, o ni siquiera dar recetas sino solo conversar con sus pacientes y regalarles cuadernos de poemas de su puño y letra, poner altoparlantes en la ultima selva de Perú, con música clásica a todo volumen para ver entre la frondosa vegetación volutas de humo y aves y así nunca entendí exactamente que habría pasado para que termine con sus días como se dice, arrojándose a un tren hace exactamente 30 años este octubre, en Argentina, lejos de su patria, y con un amor que lo esperaba para ver el mar. Difícil imagen, y ahora que reviso las crónicas sobre los 30 años de su partida me sorprende que la mayoría de críticos literarios ponga énfasis en esa parte de su historia, “nadie lo culpe de su sueño” dicen, parafraseando unos versos suyos: "Habiendo robado/ Lluvia de tu jardín/ Y tocado tu cuerpo/ Me duermo/ No se culpe a nadie/ De mi sueño".
Los más de los textos de Hernández son un canto a la vida a pesar del dolor, así lo dice muchas veces, como en su elogio a la medicina “lo único que no tiene sentido es el dolor” y frente a ello no opone el escape, el adiós a la fiesta sino la búsqueda del goce, la iluminación, el nirvana en una puesta de sol, o en la contemplación de un letrero luminoso de cine de barrio. En la historia de su suicidio –para mi incomprensiblemente- se ha querido ver un último acto de rebeldía, el ejercicio de la libertad máxima, esa de disponer de la propia vida o de la propia muerte que es lo mismo aunque no sea igual, y cosas así. Nunca entendí cómo alguien que escribiera sobre las chelas frente al mar, sobre el jardín de los cherrys pudiera haberse saltado de este mundo así como así a pesar de lo difícil que es entender la mecánica de la existencia. Estos últimos días en que se hace justa memoria de su obra y de su vida me parecen mas oportunas las reflexiones sobre sus escritos y su gran aporte a la renovación del lenguaje literario nacional, comparto la idea de que la obra de un escritor debe verse muy aparte de su vida, Pedro Granados hace un erudito comentario sobre el tema “la obra de Luís Hernández, en cuanto atenta a la forma, sería análoga a la de Jorge Guillén: ‘En la tenaz búsqueda del sentido [...] Hernández, poeta, respondió desde esta condición al reto de la forma. En medio de ese mar que borra y desagrega (la vida simplemente), ¿no existe acaso, como Jorge Guillén lo vio y dijo, el salvavidas de la forma?’ (…) renueva y otorga contemporaneidad ilimitada -vía el humor- a una estética signada por el refinamiento, la paradoja y el misterio de raigambre simbolista o existencial”. Uff, terrible seguirle el hilo a los críticos, mejor vayamos a un texto de Hernández: “TETRAILIADA CANNABINOL: Era un gordo y tímido / Violinista niño. / Luego creció y tornóse / En el adolescente / A quien ninguna mujer /
Rechazara: / Atlético, vivaz, analfabeto. / Sólo alguien lo rehusó: / Una que en su corazón / Soñaba / Con un lento y músico gordo. / Así perdió Menelao a Helena, / La chicoyita de Troya”.
Por eso me ha removido los esquemas un último artículo de Edgar O´Hara, crítico literario que ha hecho importantes trabajos sobre la producción de Luchito Hernández para los amigos, al parecer esa historia de su suicidio es cuestionable, habiendo hecho una pesquisa casi policial sobre un caso de hace treinta años y en una época de la Argentina sometida a una de las peores dictaduras del siglo veinte en América latina, llega a la conclusión de que todo parece indicar que el poeta fue víctima de ese aparato de asesinatos y desapariciones del nefasto tiempo de Videla. O´Hara arguye que el lugar donde se encontró el cuerpo del vate fue un sitio recurrente donde los militares arrojaban a sus victimas, un paraje desolado en Santos Lugares, además hay detalles que caen por su propio peso, como las sospechosas notas periodísticas sobre el hecho, al parecer provenientes de una misma fuente, retrucadas, y así por el estilo. Entonces a pesar que de vida y obra van por senderos opuestos y que además se bifurcan, la imagen de Gran Jefe Un-Lado-del-Cielo que persevera en su ser cambia mucho y trastoca totalmente ese mito de la comuna literaria que ve en él la reencarnación de un Apolo desolado y tristísimo, y su obra misma –pienso- después de una revelación así es susceptible de otras lecturas.
Estos últimos meses he pensado mucho en esos sus versos “Grande es mi dolor / que en lo alto está / sereno lo contemplo / pues no me asusta ya”, como una letanía me los digo una y otra vez porque también es grande mi dolor y ansío la serenidad para verlo en lo alto y sin temor.
Ya va ser un mes de que falleciera mi abuelo, patriarca de un clan cada vez mas reducido, mi abuelo se mantuvo con los pies sobre la tierra a pesar de la peor de las soledades de la vejez; la pérdida de su esposa, con quien compartió este mundo por casi 70 años, yo pensé que el iría tras ella apenas pudiera, si era posible de inmediato, pero no, pasaron años en que se dedicó a ver el sol de las mañanas y las tardes, a pesar de su dolor, me decía yo, y no pensaba en nada mas que no fuera esa imagen suya de viejo árbol, casi surrealista por sus miradas que decían mucho más de los que pueden las palabras en los momentos difíciles, hace más de un mes escribí un cuento sobre él, decía, que poco a poco se iba convirtiendo en un ave, un cóndor, que su mirada había dejado de ser la de un ser humano y mas parecía de la una criatura de bestiario fantástico, de un ser hecho para ver desde las nubes, o desde el pasado o el futuro que talvez después de todo sean lo mismo, unos días después soñé con mi difunta abuela que nos visitaba a quienes aún estamos por acá, y tomando del brazo a mi abuelo lo llevaba cuarto por cuarto de esa su casa donde todos fuimos siempre felices, un par de días después mi abuelo alzo vuelo y partió para el país de los ancestros, resistió como un viejo chachakomo el haber vivido los rezagos del siglo XIX, haberse soplado el XX y ver así como desde las nubes los principios del siglo XXI.
Me imagino entonces a un Lucho Hernández, que como O´Hara sugiere, se pone sabroso en una redada de rutina ante los milicos, cachacos autómatas de una Argentina sometida a una dictadura terrible, qué habría dicho: “…che sus…” como en ese su celebrado verso. Esa otra historia, la de un poeta que jala más para este mundo que para el otro me parece mucho más interesante y ejemplar que la del escapista, porque después de todo la obra –sobre todo una obra tan encumbrada- no puede prescindir de la historia personal del creador. No había leído hasta ahora este poema que va a continuación: A Un suicida en una piscina, se me han hecho inolvidables estos versos: “Quédate en el tercer planeta /Tan sólo conocido/ Por tener unos seres bellísimos/ Que emiten sonidos con el cuello/ Esa unión entre el cuerpo/ Y los ensueños”.


A UN SUICIDA EN UNA PISCINA

No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.

(Lima, 8 de agosto de 1971)

SOBRE UN RECLAMO DE DIEGO TRELLES Y OTRO RECLAMO PENDIENTE A DORIS MOROMISATO

Estos últimos reclamos sobre invitaciones literarias no resueltas o marginaciones suspicaces, sutiles o “involuntarias” por decirlo de algún modo soft, me lleva a una reflexión mayor en relación a como se mueven los “poderes secretos”, las camarillas, los hilos invisibles –y desdeñables- de la literatura peruana, para no ir tan lejos y delimitar el campo de acción -que imagino debe ser peor –o más palpables- en países donde la competencia y publicidad de escritores responde más a cuestiones de marketing, merchandising e imagen –basta revisar la revista española “Qué leer” y apreciar los cambios de look obligados que notamos de libro a libro en estos escritores, para darnos cuenta de lo retorcido que es la movida escritural en estos tiempos- y donde los agentes literarios, invento innecesario de la división internacional del trabajo, tienen que demostrar sus mejores ardides de relacionistas públicos y triquiñuelas propias de un saltimbanqui, canibalizándose unos a otros, despellejándose y fagocitándose según las “correctas” y draconianas leyes del mercado-. Quiero hacer antes la salvedad que a un escritor “verdadero” -o a quien se precie de serlo- no le urge tener una tribuna o un ejército de lectores u oidores para seguir escribiendo o continuar con su trabajo creativo; eso es algo sucedáneo, superfluo o hasta cierto punto patológico: adicción a los lectores, y lo digo sin ánimos de minimizar los bienintencionados reclamos de Diego Trelles –con quien me solidarizo, al margen de lo que él mismo esté buscando con este reclamo, es desdeñable cualquier tipo de marginación-, lo digo habiendo, yo mismo, publicado 8 libros y ser –al margen de mi calidad y mi acercamiento a premios nacionales- permanentemente ninguneado y vetado por los periódicos y los grupos que manejan y controlan al modo de Orwell el proceso literario en nuestro alicaído Perú, los típicos letratenientes –de los que hablaba Pimentel-, sargentos y policías de tránsito literario acostumbrados a manejar el semáforo a su favor, e impidiéndonos cruzar libremente la pista de la difusión o las pistas de la información de la que retorizaba B. Gates en su libro “Camino al Futuro”.
Por otro lado, quiero apuntar que un escritor simplemente escribe, casi por inercia, las cuestiones de publicación tienen más que ver –según mi visión, cuestionable, pero irreversible, por cierto- con la nece(si)dad por “formalizar” un producto que se engendra y elucubra en la imaginación del escritor y se materializa en la edición del libro.

No creo que sea conveniente –o quizás sí- “interesarnos” por qué un escritor en particular no ha sido invitado a tal o cual evento o por tal o cual institución, al menos que este interés nos lleve a una reflexión macroliteraria e interdisciplinaria –y este es el caso- en la que podemos entrar, dentro de las diversas aristas: racismo, despotismo intelectual, lucha de clases (escritores burgueses, apadrinados por los dueños de los instrumentos de producción versus los escritores “proletarios”, -aunque este término envejecido por los académicos protoburgueses y asustadizos libremercadistas lo podríamos cambiar por el de “escritores de a pie”, si se quiere- y para quienes publicitarse se convierte en una tortura por la falta de acceso a los mass medias o a las instituciones que subterráneamente defienden un poder impuesto por el gran capital, empujados escleróticamente por una obesa y gerontológica burguesía burocrática y compradora o viceversa). Ahora, por cierto, hay diferentes y abundantes tipos de clasificación, que no voy a discutir ni proponer, ya que este terreno es un caldo de cultivo para cualquier tipo de malainterpretación y abanico hermenéutico. Lo que sí está claro es que las argollas literarias son cada vez más estrechas y no perdonan los cuestionamientos o los reclamos, ni tan sólo los cuchicheos negativos, a quienes ello acometen se les “castiga” disparándoles con una pistola con silenciador y no invitándolos a ningún evento posible y excluyéndolos de las antologías, “encuentros”, estudios venideros o de cuanto lugar posible o imposible. Horror vacui. Crímenes de mentes domésticas o esponjiformes. He probado esas balas de salva que sólo hieren la pátina del ego y las ansias por un reconocimiento que no se debería reclamar con altoparlante o megáfonos de mercado, sino con actos de “contrición” y con la misma obra, que si es de calidad, habrá de derrumbar, como a los muros de Jericó, la mordaza y el maltrato a que nos tienen acostumbrados. “Saltar el cerco” como dice certeramente nuestro amigo Dante Castro o en su defecto descensus at inferus.

Es necesario recalcar como atenuante literario –por una cuestión de aclare de conceptos- que términos como soberbia, egolatría, engreimiento intelectual, etc. encuentran una dimensión logarítmica, en el estro común de los escritores -ni qué decir de los poetas-, sobre todo en los de la última generación, a los que he tenido la afabilidad de conocer, lo cual sin necesariamente ser “malo” es ya una traba imperceptible –pero no por imperceptible menos trabazón- en el proceso extraño que es ser “escritor” , más aún en un país humilde y difícil como es el Perú, (obsérvese los antagonismos conceptuales de forzada correspondencia). Por ello los reclamos siempre nos van a llevar a las típicas preguntas de lead periodístico ¿por qué? y ¿para qué? o qué tan real puede ser una protesta o un reclamo, o mejor dicho qué es lo que hace que un escritor tenga que ser considerado a la hora de una invitación -en el caso de Trelles, a la Feria Internacional del Libro-, si por demás aún cuando se tenga un buen libro o dos bien escritos, a una feria se va a conversar, a debatir, y es conocido el hecho que no siempre un buen escritor es un buen orador. O sea hay otros caracteres aleatorios que habría que analizarse y someterse a crítica y debate; y porque también una buena oratoria no justifica o no alcanza para justificar a un escritor pensante.

Viendo el otro lado de la moneda o la otra cara de la luna, es también sorprendente el grito (The Howl) de Doris Moromisato, gran animadora cultural y mejor poeta, por la aparente exclusión en un evento narrativo donde no hubo ni una mujer–qué empecinamiento nos puede obligar a un comportamiento lascivo-, más espíritu incluyente y posmodernista, aunque aquí hay más cuestiones de género y de medida de fuerzas sobre todo en la expresión: ¡¡cuando el único ghetto es el de los hombres!!, términos que no me atrevo a analizar por no herir susceptibilidades, pero que delatan una carga de ismo fémino que de alguna forma –y por ciertos vasos comunicantes y controversiales- me hace recordar la vez que conversé con Doris en un centro cultural –y en presencia de varios escritores- sobre la posibilidad de presentar en la Feria del Libro el último texto escrito en vida por Pablo Guevara “Hospital”, el cual fue publicado por cuatro amigos y por quien esto escribe, a lo que la Moromisato, sosteniendo el libro, asintió alegremente, pero la invitación nunca llegó –a pesar de los emails enviados- y no hubo el homenaje que ella –alumna también de Pablo- prometió, quisiera pensar que fue olvido -¿amnesia literaria?- o hubo un traspapeleo burocrático o “prioridades mayores” u otra disculpa asentible a la hora de elaborar las agendas que me apenó particularmente porque conozco a Doris desde casi inicios de los noventas cuando trabajaba con onegés ecologistas y mostraba un espíritu alejado del esplín literario, aquel no lugar o “Morada donde la luna perdió su palidez”. Valga también, aprovechando la coyuntura, este “reclamo” delatorio –y casi personal- ad puertas que en unas semanas se cumple un año (1ero de noviembre) de la desaparición de este valioso y entrañable vate y se estará publicando –disculpa la indiscreción Gladys Flores- un número más de la ninguneada -y combatida hasta el anonimato- revista “Homúnculus”, dedicada íntegramente a Pablo Guevara, la cual esperamos, apelando al espíritu necrofílico de nuestra sociedad, que se pueda presentar en la Feria del Libro y en todos los eventos que ameriten su presencia. La memoria de este gran poeta se los agradecerá. Por mi parte, la oscuridad –obligada o voluntaria- me asienta bien, aunque esta pequeña salida a la luz rompa mi rutina práctica y mi paz ficcionada. Saludos Literarios.

Rodolfo Ybarra

CARNE HUMANA.

CARNE HUMANA.

Rodolfo Ybarra. Eds. Viernes Literarios. 62 pp. Lima, Perú 2007.

Comentario: Vanadio Soter

Se dice que comer carne humana es para saborear al enemigo. El dictador ugandés Amín Dada lo hacía y justificaba su acción pues decía que provenía de una etnia caníbal.
Y cuando el General Custer es vencido en la batalla Little Big Horn, un indígena americano le abre el pecho, le extrae el corazón y lo ingiere... (I)

“arrójame en la cal del olvido necesario
porque todo olvido purifica la memoria y la vuelve justa
necesaria de poesía, adicta de verdad” Rodolfo Ybarra


Ybarra se reencuentra con su gen asesino (II), de sus ancestros, de sus otras vidas. Es un estigma que siente el poeta que no puede despegarse del pecado original, pecado nefando y tampoco resarcirse de ello. En el poema Ex voto nos dice que la muerte es como un destierro “Vida no abandones el cuerpo” (p. 48) La carne que muere en los cementerios. El hombre es de barro, tierra...será previamente carne olvidada en un asilo... Culmina Ybarra con una invocación-plegaria, “quiero pedirte Señor que preserves mi voz ahora consumada,/ guárdame de los humanos que comen a sus semejantes” (p.61) (III)
Pero también se preocupa por el aspecto ecológico de la gota de agua, que tantas interpretaciones acerca de esta molécula. Si por un punto pasan infinitas rectas, por una gota...infinitas interpretaciones. Si hay gobernantes que “conquistan” al pueblo con la necesidad humana del agua...agua para todos... “Cada año perdido es como el agua de un caño malogrado, nadie se lamenta más que a la hora de los recibos (...)” (p.51)
Este poemario alcanza una madurez inalcanzable, y es como ver detrás de un espejo, nos permite saber que si Dios fuera ciego, todos seríamos ciegos. (ver Mito de la Caverna, Platón) En las personas enamoradas no existen defectos en sus parejas en sus respectivos devaneos, affaires, trampas.
Nos quiere decir el poeta que la liebre por ser veloz no necesariamente tiene pensamientos presurosos.
- Si el hombre es arquitecto de su propio destino; Ybarra quiere ser su propio escultor. “Con cincel me tallo a la medida de los golpes” (p.25). Ybarra se influencia de su condición de vegetariano.
Ybarra desde ultratumba y entre lo mágico y religiosos nos avista:
“Del más allá vienen voces parecidas al miedo (p.25)
Sopla un viento maligno con mezquinas intenciones” (p.26)
El equilibrista Karl Wallenda decía “Estar en las cuerda es vivir, lo demás es esperar”
-Rodolfo dice “Voy lentamente dibujando la caída sin caer/ miro las estrellas apocalípticas como trazan mi vida en una tostada de pan” (p.27)
-El acto del sacrificio se renueva en el fuego “Uno tras otro soy el mismo que intentó el fuego hace miles de años” (p.25)

-Estos versos que denotan un hastío de lo rutinario
“Nunca es siempre y siempre es nunca cuando miro la hondura del pozo” (p.27)

El poeta sabe que el reloj que marca el tiempo, esta vinculado a la disciplina de la física. Ybarra no se deja encasillar, en lo cognoscitivo tampoco sus poemas.
“Todo cuando abarca más allá de sus marcos/ y en el fondo un hombre escarba irredento en el vientre de sus recuerdos” (p.29)

El poeta Antonio Sarmiento (2000), hacía notar que “la poesía de Santiago Risso .Esta sensación de movimiento y de ubicuidad es su o su ”
Yo noto efectivamente ese proceso en Ybarra, vemos lo siguiente “Amanece me pregunto cuántas gentes miran su reloj/ en este mismo instante en que yo miro mi reloj” (p.32)

Recompone su reto final, en un torneo
Mientras haya una existencia –por pequeña que sea- puede existir, hacer poesía. “Un gusano que repta y se contrae hasta desaparecer” (p.28) (IV)

Pero Rodolfo traspasa las fronteras de su ensoñación. “Al final del arco iris un legado eterno aguarda ser descubierto” (p.31) Según la interpretación de los sueños el soñar con arco iris es probabilidad de muerte... y ese tema de la mortandad es frecuente en este poemario. El sueño con cíclopes de mismo modo.

Rodolfo Ybarra su sensibilidad lo atrapa como en un cuento de Borges. Cuestiona el tiempo:
“He tachado calendarios preguntándome lo mismo,/ y hoy que es lunes igual que ayer o anteayer encuentro que los días no existen” (p.35) (V)

“Dicen que cuando uno muere acaba el dolor./ Yo creo más bien que cuando uno muere el dolor queda y se reparte/ entre todos los que alguna vez rozaron esta vida” (p.43)

“Traté de ser justo con todos, incluso con el enemigo que se metió en/ mi cuerpo/ para confundirlo y desvirtuarlo” (p.62) Tzun Tsu, dice que si no se puede vencer al enemigo hay que confundirlo.

- La figura lit. Apóstrofe: (Ver Comentario Ruptura de Heje - por Vanadio S.)
“Oh Mundo, animal flagelado. Animal prehistórico
Resucitado en su gigantesca cementerialidad y hormigón” 46

- DIOS EN EL POETA: humanizado, omnipresente, idealizado en sueños.

“Dios no vive en el cielo, sino en las cosas simples de la vida,
Y casi siempre se pone el rostro de un conocido
Ya sea amigo, hermano o padre” (p. 54)

“Dios no está en todas partes, está en ese punto donde no hay retorno,
Solo un corazón extirpado puede sentirlo.
Sólo un hombre que se ha liberado a sí mismo le ha visto a los ojos” 54

“pero no son nuestros sueños de Dios que nos ayudan a salvar los días
Y a vencer al tiempo que nos hace envejecer en lugares solitarios” 56

- Otras Consideraciones:

Humor: “no voy a olvidar las visitas a la playa y tu mirada de gallinazo moquillento” (p.41)

Personajes Mitológicos:

Purgatorio, ninfas, estrellas apocalípticas, Gorgona, ogro, caballos apocalípticos, cíclope.

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NOTAS

( I ) Se asume que el jefe Cheyenne “Caballo Loco” fue el practicó antropofagia en contra del Gral. Custer. El 25 /6/ 1876. El objetivo de su creencia: que muera para siempre.
(II) Los genetistas han descubierto que el gen asesino puede convertirse en un gen suicida, será por ello el alto índice de suicidios en Lima.
(III) “El consumo de carne ofreció al organismo, en forma casi acabada, los ingredientes más esenciales para su metabolismo. Con ello acortó el proceso de la digestión y otros procesos de la vida vegetativa del organismo” El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre. Marx- Engels Obras Escogidas. T- II. Ed PCUS, 1978
(IV) Similar a un aforismo de F. Nietzsche. “Cuando un gusano se enrosca...”
(V) “ Tampoco es lícito el plural , porque supone otra operación imposible... Una de las escuelas de Tlon llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente. (p.19)
Ficciones. Jorge Luis Borges. Ed Oveja negra 1981

MATERIA VERDE


ELIO JOSE
Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo.
Como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas.
J.L.Borges


“Para encontrarme escribo. Para encontrarte” decía el papel depositado temblorosamente entre las flores. Pero tú sigues viva, Jazmine, en estas líneas. Tu presencia en la casa es tan sólo una parte inexplicable de esta historia que te nombra, mientras te veo rondar de un cuarto a otro como si nada hubiera ocurrido en lo más mínimo, tarareando una canción que en vida no escuchaste, comentándome sucesos de una actualidad que se supone no llegaste a conocer, mientras intento leer algo de poesía sin lograr concentrarme.

No comento con nadie que aún te veo hablándole a las plantas que, en aquel balcón cargado de recuerdos tuyos, sobreviven sin que yo me acuerde de regarlas. Que aún te siento venir huracanada a estremecer mi cuerpo como un súcubo en la noche, como cuando seguías contándome el final de aquellos libros mientras te acurrucabas soñolienta entre mis brazos luego de disipar el fuego en nuestras pieles plácidamente agotadas de luchar en una cama crujiente y rodeada de papeles.

No sentía a tu lado ni la pesadez ni la incomodidad pasajera de otros cuerpos anteriores al tuyo, aún si conservo el buen recuerdo de esas musas y esos tiempos, a decir verdad, a tu lado Jazmine, yo ni siquiera los extrañaba. Recuerdo un verso que dice que el amor no tiene pasado y debe ser así. No, no era un verso, era una línea de canción, pero da igual, puesto que habla de amor y en un sentido artístico y profundo, un fin así merece una debida justificación del medio. Algo de sol penetra entre los edificios e ilumina tu rostro y te confiere sombra, extraña sombra. Fantasma fresco que camina y mira, que sonríe indagando la tarde en mis pupilas.

Miras el horizonte con tus ojos que no sé si ven y el vapor de tu aliento me confunde cuando pienso en si alguien como tú respira. A veces ves el vacío como pensando o recordando algo. Dudoso fruto de mi subconsciente. Oh, Jazmine. Desde que he destinado al fuego mis escritos has desaparecido. Todo aquello que lleva el sello de tu nombre ardió, junto con tu recuerdo. No pensé en el martirio que me avasallaría al prometerte en víspera de tu partida que por ti nunca dejaría de escribir. Tal vez era eso lo que te aferraba al mundo. Después de todo, escribir era una forma de huir de lo imperfecto a lo que habíamos estado condenados. Era huir del silencio y de la muerte, era crear un mundo nuevo en el que tú y yo, Jazmine, viviríamos por siempre.

No volverás a aparecer en mis canciones, ni en mis pueriles poemas ni en mis triviales cuentos. No me despertarás ya más a media noche, ni volveré a temblar si acaso llegas a trasfigurar tu goce galopante en mí. Porque he vertido al fuego todo lo que encierra tu recuerdo y las llamas han ido devorando el cuarto décimo tercero en el que habito Cum domi sum tibi escribo. En medio de esta hoguera que he encendido está mi cuerpo, que espera consumirse entero, lento y sosegado. Porque él también te encierra en cada célula sitiada y calcinada. En estas manos escribas ahora chamuscándose, en mi sexo ampollándose que en vano te evocaba en otras camas, en este corazón carbonizándose contigo y este cerebro hirviente que entonces barajaba las palabras, pústulas inexactas con las que te llamaba.

Pues mientras haya un vestigio de tu paso aquí en mi ser, aún en cenizas mi alma me desobedecerá. como lo viene haciendo, en contra de mi voluntad, que a esta hora de la tarde es una ardiente ráfaga silbante de tu nombre, Jazmine. Jazmine… Oh, Jazmine…

Elio Osejo Aguilar

Elio Osejo Aguilar

SIEMPRE TENDRÁS 20 AÑOS

“Ing. James Zimmerman: Calle Utopía Nº 321- WasteLand”, es aquí. Dora se esconde de la lluvia bajo el porche. Desde la tarde llueve tenazmente sobre aquella ciudad que no figura en los mapas en la que fue a encontrar, por fin, al antiguo ayudante de su padre.

-“Es un placer conocerlo señor Zimmerman, mi nombre es Dora, soy la hija adoptiva del Dr. Isaac Freud. Supongo que no estará enterado del motivo de mi visita”. Afuera sigue lloviendo. En efecto, James había leído de la muerte de su antiguo mentor pero hace mucho que no escuchaba de él y no tomó la noticia como cierta, hasta ahora. -Traigo conmigo un mensaje de mi padre...- Entonces había sido verdad, “El Patriarca” había fallecido..

Dora Freud tiene 20 años, había estudiado PsicoIngeniería y era no sólo la hija adoptiva del Dr. Isaac sino también su mano derecha en los últimos años en que dedicó sus esfuerzos a tratar de corregir el gran error que cometiera en nombre de la ciencia. En esa época también llovía mucho , pero llovía fuego y el Dr. y yo, un jovencísimo ingeniero cibernético, maldecíamos haber creado un pavoroso Némesis apocalíptico..

El Dr. Freud terminaba satisfactoriamente de probar el “Albedrío Cuántico” una forma suprema de inteligencia artificial integrada por Quantos de Luz que podía captar, albergar, procesar y emitir cualquier tipo de información en millonésimas de segundo sin necesidad de conexiones de ningún tipo, un gigantesco cerebro de energía pura que asimilaba en seguida el propósito para el que había sido creado. Sería alojado en El Arca, un especie de portaaviones gigantesco que viajaría por el sistema, exploraría el espacio y analizaría las posibilidades de supervivencia y colonización del ser humano, provista de sondas y robots capaces de construir refugios adecuados que esperarían a los primeros colonizadores enmendando considerablemente el angustioso problema de la superpoblación.

Pero El Arca se rebeló contra sus amos. Resolvió que la raza humana representaba un peligro para el equilibrio del sistema. Lo hizo ya en el espacio y su solución estaba en no dejar que esta raza remontase al cosmos buscando preservar su condición desnaturalizada y primitiva. Muchos años pasaron queriendo detenerla, muchas vidas perdimos queriendo destruirla. Sembró el espacio de bólidos de ataque autómatas que convertía a su causa, atacaba a las naves proveedoras que surcaban las rutas interestelares. Con su capacidad de albedrío logró mejorar su tecnología de propulsión: Aprovechó la energía fotónica proveniente de las estrellas. .Ahora jamás se quedaría sin combustible,

Una fecha en que El Arca fue herida en un costado, aumentó su tamaño considerablemente y se abalanzó contra las defensas externas de la tierra. Casi perecemos. El Arca llegó al tamaño de la luna y sus efectos en nuestro planeta fueron desesperadamente temibles. Pero logramos detenerla y ella huyó.

Desde entonces sabemos que se encuentra alejada del sistema, pero ha meditado rigurosamente un tenebroso plan: Irá incrementando su masa hasta lograr ser diez veces más grande que la tierra. Acto seguido (eso le tomará un buen tiempo) acelerará su trayectoria en dirección a ella. Estará colectando la energía suficiente para el primer impulso pero a mitad de su recorrido no necesitará más que de su propia inercia y sus efectos en nuestro planeta serán devastadores. Claro que eso sucederá todavía en el transcurso de un siglo.

El Dr. Freud había tenido la mejor de las intenciones, pero no contó con la capacidad también superior de enajenación y perturbación de un mecanismo provisto de albedrío cuántico. No volvería a construir un ser tan magno y poderoso o sobrehumano como El Arca. Se avocaba más bien en los últimos años a crear un androide que pudiera comprender al ser humano ayudarlo en su lucha por la supervivencia de la especie, aportando a ese intento sus conocimientos desarrollados gradualmente, pero no supe nada más de él después de eso Han pasado veinte años y ahora que yo, alejado del mundo, intentaba olvidar y no esperar aquel fatal desenlace producto de nuestra tentativa creadora, viene a mi puerta esta muchacha tímida y radiante con un pulcro y discreto mensaje para mí.

Tardo poco en leerlo. El Dr. Freud se despide y además me pide que cuide mucho a Dora y que le dé el afecto y cariño necesarios como el que en su momento él me brindó, y que cuide también de dirigir aquellos proyectos que ha dejado inconclusos pues él sabe que los podré llevar y mejorar para perpetuo beneficio de la humanidad.

Ahora que tengo bajo mi tutela el proyecto mayor del Dr. Freud en la rama de la Technoplasmia, lo deberé esconder. El proyecto “Pandora” del que tanto hace mucho me había comentado, Sé perfectamente lo que debo hacer, el mundo no está aún preparado para tamaña invención, ya he de pensar en otras ocasiones sobre el margen de error de la teoría de mi mentor.

Dora es perfecta: Casi humana... Ahora sonríe nerviosa y misteriosamente mientras disfruta (¿?) de un diminuto cigarro. ¿Sabrá acaso ella algo de lo que representa? La he notado cansada de su trajinar y su mirada es la misma de todos los que vemos los aéreos rieles atestados de gente y las horas pasar raudas y sin ánimos frente al Panoramisor.

Dora Freud hará de mi asistenta. La humanidad nos requiere para entender y aplicar esos grandes y anticipados legados del Patriarca. Ella estira su cuerpo ágil y galante, joven y provocador . Siempre tendrá veinte años, pero hasta que alguien descubra su secreto, El Patriarca se habrá reivindicado. -Te hospedarás aquí, espero que estés cómoda -le digo, mientras ella sonríe y agradece besándome la mejilla. Afuera sigue lloviendo y ya la observo calmada, rebuscando en un caos de papeles dentro de su maleta, entusiasmada: - “Estos poemas son tuyos. Estaban guardados entre las cosas de mi padre; él nunca se deshizo de ellos. Te los traje, por si acaso...”

Elio José
FIN

T I E M P O

T                             I                          E                            M                             P                        O

SE ANUNCIA la quiebra total del tiempo
(las madres eternizan el dolor del parto)

Los accionistas de esta gran empresa
han declarado al pueblo una infinita huelga de sonrisas
(todos los carros de servicio urbano apoyarán este paro)

Los militares cambian sus fusiles por hamacas
hablan entre si y comentan “que el ocio fomentará la paz”


FILONINO CATALINA

EL POETA QUE SE MIRABA EL OMBLIGO

RODOLFO YBARRA

Respta a Ñaupari (de ñaupa, voz quechua que significa antiguo, pasado, por extensión anacrónico, fuera de tiempo)

La literatura peruana no sólo ha vivido en el filo de la navaja, sino que ha estado marcada por la tragedia, la mohatra y el horror, no porque el escritor quiera o no integrarse al sistema imperante, sino porque a este último no le interesa integrar al escritor (entiéndelo de una vez por todas). Ejemplos, querido amigo, sobran, desde Martín Adán, indigente a quien un presidente quiso nombrar de ministro, hasta José María Arguedas que se suicidó porque sabía que la solución al problema no estaba en la literatura, o el mismo Vallejo a quien el estado peruano encarceló del 6 de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921, y tuvo que migrar a Europa porque amaba la libertad y por eso mismo luchó contra las falanges franquistas, enrolándose junto a muchos escritores, unos más radicales que otros, pero todos dispuestos a dar la vida por la causa como Rafael Alberti, Cernuda, Miguel Hernández, Alexandre, Rafael Dieste, Herrera Petere, León Felipe, Asunción Silva, Herrera Reissig, Enrique Blanch, Altolaguirre, Prados, Serrano Plaja, Gil Albert, Pablo Neruda, etc. Recordemos las palabras de Vallejo en el II Congreso Internacional de Escritores en Madrid: “Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores, porque tenemos el arma más formidable, que es el verbo. Arquímedes dijo: Dadme un punto de apoyo, la palabra justa y el asunto justo, y moveré el mundo; a nosotros que poseemos ese punto de apoyo, nuestra pluma, nos toca, pues, mover el mundo con estas armas”

No confundas, por favor, liberalismo con libertad, eso déjalo para las tribunas laxadas del neoliberalismo, o para los señoritos, hijos de los plutócratas que han pagado sus entradas para escuchar lo que quieren oír: las hurras y los vítores, en play back, al engendro del mercado, y a los grilletes y al látigo del capataz; como cuando dices “…suscribo hoy con más fuerza que nunca: el liberalismo. Lo hago convencido de que la libertad es la respuesta a la pobreza, el hambre y la miseria; (…) la libertad alienta la creatividad, la innovación, la competencia, el sacrificio, la vocación de servicio al prójimo y todos los sentimientos que hacen noble y digno al humano actor” ¿¿?? Pg.8 “Páginas Libertarias”.

En verdad me desalienta tener que escribir sobre esto, porque es lo que has logrado en “diez años de trabajo, investigación y difusión de las ideas de la libertad…” por favor, bien sabido es que el liberalismo por definición es –y aquí sí no digo nada nuevo- una doctrina que se apoya en la propiedad privada de los medios de producción y no admite injerencia del Estado. Y esto no tiene nada que ver con la libertad con la cual tratas de confundir a toda costa, mismo prestidigitador, deeler de tragamonedas u orador equívoco o siniestro como si fuese un discurso de algún animal político para ganar votos a las pobres masas que permanecen sumergidas hasta el tuétano en las aguas servidas de la ignorancia, y que no pueden elegir entre lo que le hace bien o lo que le hace mal.

Todos amamos la libertad –salvo algún espíritu sadomasoquista- eso no está en discusión, el problema está en que tú crees que a través de una determinada doctrina económica vas a alcanzar el nirvana, el erebo, el limbo, el éxtasis de la libertad; creo que lo que tú buscas en el fondo es el libertinaje, que es un vicio propio de las sociedades desequilibradas, la satisfacción de los placeres no tiene por qué arrastrarte a doctrinas torcidas y vendepatrias, o de repente aprendiste mal el discurso o asististe a “la escuela del mundo al revés” detallado por Galeano, donde el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse.

Claro, no olvidemos al “maestro” Milton Friedman, quien habla de “la tasa natural del desempleo” y a Richard Herrnstein y Charles Murray quien por “ley natural” comprueba que los negros están al final de la escala social; ah, y no olvidemos tampoco a los mormones –la iglesia del capitalismo- quienes atribuyen el color negro a una indecisión angelical por no apoyar ni al demonio ni a dios, por eso el “castigo” del color oscuro.

Sé y te lo dije en la anterior misiva que tu discurso es sincrético, pero no nos confundamos y quieras hacer pasar gato por liebre, porque esa libertad no llega porque tú la pidas de rodillas o la escribas en verso y la arrojes al pozo de los deseos; la libertad llega por conquista tal y como el detalle del cuadro de Eugéne Delacroix, jefe de la escuela romántica, que ilustra tu libro, en que “la libertad” está flanqueada por un libertario con fusil y un jovenzuelo con una pistola; obsérvalo bien y luego no digas que “el fusil, la violencia y la muerte” están al margen de todo “cambio provechoso” como sugieres enfáticamente en la pg. 133 de tu libro o modelo para armar.

Revísate y cuestiónate. No estoy proponiendo NADA, simplemente estoy interpretando lo que tú no quieres leer ni ver, colocándote el velo que los regentes quieren, y hablando lo que éstos te susurran al oído o te dictan en amobladas oficinas.

Somos “amigos” y la amistad no tiene por qué hacernos cómplices de nuestros equívocos o perversiones, entonces digamos la verdad y busquémosla, no con vicios lógicos o construcciones sinuosas y mal intencionadas, acaso hay alguien o algo detrás de ello cuyo beneficio es menester tener a escondidas porque se resuelve en alguna cuenta encriptada. No voy a discutir tu condición de burócrata, eso dejémoslo para los charlatanes coprófagos amantes de los chismes de peluquería y habitantes de las cloacas blogísticas que suelen asomar como ratas en el mundo literario. A veces es bueno escribir poesía con la barriga llena de cerveza (o con la cabeza llena de humo, dirías tú) pero yo no puedo escribir poesía con la corbata apretándome el cuello, tampoco podría escribir sobre amor o erotismo cuando mis tutores me están obligando a escribir un discurso para mandar al pueblo al matadero sin que ellos se den cuenta.

Lo que se discute es que la vindicación del escritor no puede incluir solo una lucha reivindicativa (o sea mejores tratos editoriales, mejores sueldos, seguro, etc.) sino que esa lucha se debe enmarcar en una lucha política en la que deben de estar incluidos los maestros, los médicos, los policías honestos, los agricultores, los obreros, etc. He ahí el error que tienes que subsanar sin aliento demagógico y sin insinuaciones cantinfleras; y no veamos la cara amable de la luna, o veámosla, pero veamos también la otra cara, la monstruosidad que produce países como Francia y Estados Unidos, que anotas como ejemplos para “realizarse” como escritor; no olvidemos ese huracán que con un soplido en Nueva Orleans nos develó el estado calamitoso en el que vive la gente de color, que condolió tanto al mundo que hasta Cuba preparó ayuda con médicos y todo incluido, y no nos olvidemos que USA tiene uno de los más altos índice de tuberculosos (cifras de dos dígitos muestran las estadísticas silenciadas de ciertos grupos de oposición) sin contar que es el trabajo, la principal fuente de stress arriba de los divorcios tan celebrados y el miedo propio a la muerte.

Y no olvidemos a esa Francia del 98 que tuvo que reducir la semana laboral de 39 a 35 horas por la presión popular, y que produjo una protesta sin precedentes de los empresarios engancha esclavos, los políticos, mancebos y guardianes del dinero de sus amos y los tecnócratas, los tontos útiles que le buscan explicación o disculpas a la tortura y al trabajo forzado.

No soy amante de la destrucción –hematólatra, diría Menéndez y Pelayo- ni de la vida miserable como me endosas hábilmente en tu última misiva. Aquí simplemente hay dos caminos: o se es vanguardista, revolucionario, humanista, o se es reaccionario, felón, retardatario. Y claro al centro, que no es ninguna opción, los oportunistas, los sin banderas, los acomodaticios, los que se suben al bus en marcha, los que nunca meten las manos al fuego por nada, los que miran la masacre detrás de la ventana, los camaleónicos, los que siempre están bien con todos y brindan con el verdugo en el confesionario y con el condenado en el cadalso. Y al parecer tú ya elegiste y has demostrado ser un maestro de las stand comedy al proyectar una coronación que tú sí celebrarías más que Chocano, más que los reyes católicos o el rey Ubú.

Tus falacias y verdades a medias podrían hacer creer a terceros que yo soy un propulsor del Proletkult que fue una asociación para “preservar las creaciones artístico literarias” de la revolución rusa, engendro que detesto como las ideas de Vladimir Kirillov quien dijo: “En nombre de nuestro amanecer, quemaremos a los rafaeles, destruiremos los museos y pisotearemos las flores del arte”, ideas reaccionarias como las que promueve el neoliberalismo en el cual te encuentras erróneamente reclutado.

Desatemos las anfibologías y triquiñuelas que elaboras al más puro estilo de los filosofastros, quienes estarían contentos de tener un discípulo tan destacado. ¿Cómo es que me parece malo que mis compañeros y amigos vivan en otros países?, esto tiene el tufillo de una envidia que no me corresponde, aplaudo a los que pudieron saltar el cerco, a todos los espaldas mojadas, los peruchos, colochos, sudacas al fin, que lograron cruzar la frontera evadiendo las minas personales o becados por su valor intelectual, mi solidaridad con ellos y mis respetos; ellos eligieron salir de este país por diversas razones entre la que está principalmente la económica, la académica, los nuevos horizontes; y muy por el contrario a lo que tú piensas, ellos –en su mayoría- embanderan no una lucha por el capitalismo, sino una lucha sutil y de perfil bajo como ciudadanos residentes, por derribar ese sistema oprobioso que tú aplaudes con una compulsión patológica. Ahí tienes a Victoria Guerrero, Enrique Bernales, César Ángeles, cuyos ensayos y cuya revista “Intermezzo Tropical” merece mi atención. Sé que De Lima y Santibáñez mantienen sus posturas ideológicas. Es decir, ellos cambiaron de lugar como en un movimiento de ajedrez, pero no pasaron de piezas blancas o negras al bando contrario; sus ideas se mantienen o se han visto fortalecidas, imagino que al observar in situ las miserias que aquí de lejos nos imaginamos: el trabajo extenuado, la maquinaria que oprime al hombre y despierta voraces apetitos trayendo guerra y destrucción y estoy pensando en los 31 millones de despedidos –del 98 al 2003- que viajan sin rumbo por las calles de China, que como sabemos su economía ha sido arrojada de lleno en el pozo sin fondo del neoliberalismo.

Claro, amigo Ñaupari, no tiene nada de malo trabajar para la burocracia pública o privada, lo malo es ser un mal burócrata y no servir, sino servirse del empleo cualesquiera que este sea. Si se está tan orgulloso de un puesto y de un sueldo, por qué no donar parte de ello a tanto niño hambriento, por qué no irse de voluntario (que es la principal fuente de desarrollo y palanca en los países de vanguardia) en tanta organización que hay; conozco de varias que necesitan de manos y de buenos cerebros. Te doy un dato: por ejemplo “Mundo Libre” que protege y enseña oficios a los niños de la calle, ubicado en Jesús María donde tengo un familiar que no cobra ni un sol. Ah, claro, me olvidaba que para ti los títulos académicos son importantes y descrees de los que no lo tienen (como anotas en tu libro en la pg. 129), pero, ¿es más importante ser docto o ser doctor? –Denegri dixit-. Es más importante conocer una realidad o parecer aparentar que se conoce cuando en realidad no es así. Por ejemplo, cuando dices que ya no hay ninguna organización que defienda a los escritores y nombras la fenecida ANEA como un precedente; por cierto estuve ahí hasta el último momento junto a muchos escritores y artistas que hicieron buenos intentos, recuerdo alguna vez hicimos una exposición de poesía visual, pintamos las paredes y colocamos un mural para apoyar y sincerar nuestras luchas y demostrar a la sociedad, al gobierno de turno, los alcaldes, la beneficencia, que existíamos (¡Qué ilusos éramos en esos tiempos!) Al final acabamos en la calle y nunca te vi ni en sombra por ahí, y lo irónico es que ahora el recinto es un mercado, una galería, cosas del sistema que tú alientas hasta el paroxismo; “daño colateral” lo podrías llamar.

A veces las luchas individuales suelen ser más importantes que los discursos engolados propios de hipnotizadores de serpientes. Y estoy pensando en casos particulares como el de mi amigo Gonzalo Portals que todos los domingos visita religiosamente el penal de máxima seguridad Castro Castro, no porque su concepción ideológica lo obligue a ello -Portals ni siquiera es materialista dialéctico- o porque tenga algún amigo o familiar caído en desgracia, sino porque ha comprendido que así se sana este país, haciendo lo que le toca a cada uno, en su caso, talleres literarios silenciosos, trabajando desde abajo y solo sin ningún apoyo y sin ningún deseo de notoriedad o algún diploma del viejo estado. Él –aparte de ser un destacado poeta- es un voluntario de la vida, un sprit de finesse.

O el aedo Gerson Paredes, quien apoya solitariamente al pueblo joven Pachacútec y con quien estuvimos en varios recitales en el cerro que el bautizó como “Cerro Gorila”, y ahí donde el agua sólo llega en cisternas y donde la luz es sólo el relampaguear de una luciérnaga. El pueblo es agradecido y hasta me quisieron dar un pedazo de tierra, pero no lo podía aceptar –aunque me vi tentado a ello- porque eso significaba dejar sin terreno a alguien que lo necesitaba más que yo.

Acciones o gestos bellos y dolorosos como nuestro amigo Róger Santibáñez quien se cortó las venas en la plaza San Martín sosteniendo “el péndulo bicolor” en un, también, solitario acto de protesta contra el sistema aberrante que se sostiene con la vara y la pistola y las leyes que atrapan en su red a toda una nación manteniendo la mordaza y el oprobio.

O si quieres algo de historia, para no hablar de los amigos sin su consentimiento, podemos mencionar al mismo Cervantes quien peleó por sus ideas en la batalla de Lepanto y donde perdió para siempre la movilidad de la mano izquierda. O González Prada quien al estallar la guerra con Chile se alistó como soldado y luego de la derrota se encerró y no quiso salir hasta que por fin se decidió por crear el “Partido Unión Nacional” (1891). O el escritor venezolano Blanco Bombona (1874-1944) cuyo destierro duró un cuarto de siglo y que tuvo una larga prisión en Caracas por motivos políticos. O José Martí quien luchó para liberar a su país de la opresión española y al que Rubén Darío le dio su apoyo en 1893 cuando se presentaron juntos en Nueva York. O Miguel Angel Asturias enfrentándose solitariamente contra el imperio de la United Fruit, empresa yanqui que dominó por largo tiempo a América Central. Y sería demasiado mencionar a Roque Dalton o a Javier Heraud, poetas y arcángeles rebeldes y combativos.

He caminado mucho como para saber y “conocer” a la gente por los ojos o dando un apretón de manos. He sido voluntario ad honorem en un montón de organizaciones que tú ni imaginas que existen, donde no funcionan los tarjetazos, los malditos diplomas o los títulos universitarios que sólo sirven –en algunos casos- para inflar el pecho y alimentar la soberbia y la desidia. He visto cómo se muere la gente en los brazos de uno; visita por ejemplo la asociación de las Madres de Calcuta que funciona en plena Parada entre la avenida Aviación y 28 de julio y mira las largas colas de los indigentes enfermos que ya no pueden internarse porque no hay más espacio y sólo esperan recibir un poco de comida y morfina para esperar a la muerte al menos con algo en el estómago y sin dolor.

Amigo Ñaupari, es fácil ser poeta mirándose el ombligo, pasee Ud. por el mundo dese “un par de vueltas por la realidad”, salga a las calles, lea al mundo que le ha tocado vivir. Toque los muros pultáceos donde de seguro hallarás un poema que te diga más de lo que yo digo aquí.

Para terminar y esperando que estas palabras no sulfaten nuestra amistad, sino que por el contrario te hagan reflexionar con los pies en la tierra, ahí donde no existe el parquet bien lustrado o las mayólicas de alabastro. Sé que para escribir poesía es necesario de la sensibilidad y apelo a ello y los largos años que nos conocemos para que endereces el camino, muéstranos que la inteligencia no debe estar coludida con el crimen y la barbarie -¡vamos Héctor!- sólo ahí ya no te verás solo sino acompañado de los que siempre estuvimos ahí: en el epicentro del caos, y no nos movimos ni por un instante en las luchas cuerpo a cuerpo con el monstruo del sistema, apretujados en un pasaje que da a palacio de gobierno, junto a los subtes con nuestros puños blandiendo en el aire, defendiendo nuestra libertad y luchando contra la tiranía, y los usos y abusos del mercado, y la corrupción institucionalizada, nada ha cambiado, todos siguen en sus puestos, nunca bajamos la guardia, ni cuando nos torturaron y golpearon en las mazmorras de seguridad del estado para delatar a los amigos –inocentes de todo-, ni en el velorio de los poetas, plásticos, bohemios que se fueron por voluntad propia porque no podían aguantar esta cruda realidad, nombres sobran como en Fuenteovejuna. Tú decides. La historia, al igual que al Heliogábalo –no el de Artaud, sino el real, el que vivió 18 años- te juzgará.