CÁNTAROS DE POESÍA Y ARENA
Para Alejandra
QUISIERA
Quisiera que seas mis manos por un instante
para que entiendas lo complejo de escribir versos sin tenerte a mi lado
la oscuridad en mis pasos deja huella en cada esquina
un rostro lúgubre me observa desde su bóveda con un ojo de cristal
y no sé qué hacer para deteriorar los minutos
y unir nuestros momentos en algún punto del universo.
Quisiera que veas con mis ojos
la horazul que asoma su silueta en las avenidas
para que comprendas lo doloroso que resulta ver salir el sol
y no capturar tu imagen con mis tentáculos de agua.
Quisiera que escuches con mis oídos
que percibas con mi olfato tu propio aroma
que hables con mis labios
para que recuerdes la tarde revestida de aros rojos y melodías marinas
para que respires el aire que la mañana guarda en su regazo
para que recites a la primavera los versos de amor que te escribo ahora.
Quisiera pequeño ángel de alas transparentes-
que ingreses en mi cuerpo y recorras mis entrañas
para que sepas lo duro que es amarte
lo difícil que sería olvidarte
lo imposible de callar callar callar
para que el tiempo siga su curso
y los colores no diluyan esta magia.
Odiaría tener que borrar todo lo escrito en esta hoja desierta
echar tu sonrisa al viento
cerrar tus ventanas para siempre
y esperar la llegada del otoño bajo los cerezos
observando cómo caen lentamente
las flores muertas de mi vida.
LA NOCHE
La noche te escribe
La noche se convierte en mis manos
las estrellas son mis ojos
y contemplo tu sonrisa lunar
emitiendo besos fugaces.
La noche nos observa
La noche se conjuga con nuestras pupilas.
La oscuridad es mi cómplice.
Somos parte de las tinieblas
Caminamos volvemos nos miramos:
no son necesarias las palabras.
La noche expulsa una canción prohibida.
La noche y yo somos uno solo.
Estudiamos las tormentas de tu rostro.
Tus ojos de Vía Láctea me iluminan.
También son mi abismo.
Son la melodía que la mañana censura.
Son los versos que en silencio te escribo.
La noche es poesía.
Vuelvo a tu mirada cada décima campanada.
Vuelvo a transfigurar mi semblante impuro
en colores dulces en color de luna
Nuestro desierto abre paso al universo.
El universo es el pensamiento de la gente.
La gente no comprende la soledad de los desiertos
No existimos más que tú y yo en el universo
en las estrellas
en la noche
Christian Ahumada Heredia
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