Obsesión con el pasado
GONZALO VALDERRAMA ESCALANTE "En Bolivia, el presidente Evo Morales vive hablando de un supuesto pasado glorioso de los
indígenas de su país"
Andrés Oppenheimer, El Comercio, 24 de octubre
Es frecuente leer este tipo de juicios categóricos en relación a la perspectiva política de los pueblos originarios andinos, para la voz-prensa oficial del país el pasado prehispánico es prehistoria, casi antidiluviana. El buen vivir de nuestros ancestros es cuestionable, es un "supuesto" pasado glorioso. A toda costa se quiere hacer ver que es peligroso por anacrónico que un indígena pueda ocupar un cargo político de importancia, ahí está el ejemplo de Bolivia, y poco importan la historia, los problemas internos y el contexto que compartimos para pensar que la experiencia boliviana y la refundación de su país sea un ejemplo a seguir, porque en principio los paradigmas propios se sustentan en "supuestos".
"Desconoce mayormente" A. Openheimer la concepción del tiempo en los Andes: En una visión no lineal del tiempo, por ejemplo, la palabra para designar tanto el pasado como el futuro es la misma en quechua, ñaupa, y para referirse a acontecimientos futuros usamos las palabras para designar lo que queda a espaldas de uno, quepa. El pasado esta delante nuestro, se le puede ver siempre, y es así como marchan los pueblos -racional, cartesianamente hablando- con la posibilidad de ver su propio pasado, mas no el futuro, que es siempre inasible, incierto por mas planificado que sea.
Cuando se traduce el concepto de desarrollo (que mucho preocupa a quienes critican tanto una supuesta obsesión con el pasado en los movimientos de reivindicación indígena) se nota ampliamente esta diferente concepción del tiempo y del acontecer histórico entre las sociedades andinas y las formas hegemónicas "nacionales": Ese avance progresivo al futuro promisorio que es el desarrollo, no puede traducirse en quechua sino como: Ñawpaqman puriy, literalmente "avanzar hacia el pasado". Lo cual tiene mucha lógica, y se podría decir es justicia poética, ya que es en nuestro pasado donde se dio efectivamente el tan ansiado bienestar colectivo que se supone es la meta del progreso, desarrollo y futuro.
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