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AUTOSCOPIA

AQUI NO HABRA MODERACION

Por RODOLFO YBARRA

Me han escrito varios amigos y lectores, incluso amigos a quienes solo conozco virtualmente, pero sé que están ahí, detrás del panel, preocupados por lo que ocurre en este país. Todos ellos me piden que me modere y que sea “disciplinado”, “respetuoso” y “tolerante” con la actual situación política del país dividido entre fujimoristas y ollanteros. Mi respuesta simple y directa es NO; jamás me moderaré ni intentaré hacerlo, eso sería como una traición o como una ofensa a la memoria de miles de peruanos que todavía esperan alcanzar justicia. En todo caso, que se moderen los que no han vivido en este país corral de chanchos o los que estaban o están blindados por el dinero y vivían o viven en casas rodhesianas con enrejados periféricos y con cerco eléctrico, vigilancia redoblada y calles cerradas; y estudiaban en universidades de la oligarquía con convenios europeos y con trabajos asegurados fuera de nuestra geografía y lejos de nuestra realidad; o los hijos de los altos oficiales que no corrían ningún riesgo (al menos no de esta parte del Estado oficial) porque cuando les pedían documentos en los rastrillajes policiales enseñaban el carnet de familiar de militar (hasta el carnet del Club "Potao" servía) y se acababan los problemas. Para los que nos tocó estar en la vereda y espectar la masacre y la destrucción de un país en manos de un criminal con estrella roja y pañuelo blanco o con koseki y montado en tractor, las cosas siempre fueron diferentes. Obligados a correr para que no nos llevara la "leva" u obligados a bajar en la Carretera Central por ser jóvenes y tener el estigma de universitarios (motivo por el cual tuve que abandonar la universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, cuando ya la masacre era un rumor cantado e inminente). Y porque la lucha contra el tirano la hicimos los jóvenes de a pie, los que nos organizamos y le dimos fuerza a ese movimiento en el que se aupó el cretino de Toledo, que le robó el millón de dólares a Soros, y que luego la llamó “La Marcha de los 4 Suyos”. Nosotros no sólo nos ensuciamos las manos y los pies en la lucha contra un sicariato con apariencia de gobierno (y no como otros que con las manos pintadas de blanco le gritaban a las paredes de un centro comercial y querían capitalizar el descontento popular para justificar los ingresos de algún oenegiento o del algún mugriento partiducho famélico, esclerótico y sin cuadros), no sólo enfrentamos cuerpo a cuerpo a la represión al lado de los amigos de construcción civil, los trabajadores portuarios, los estibadores de La Parada, los obreros y jubilados que ya no tenían nada que perder o las amas de casa cuyas armas eran los cucharones y las ollas vacías. Y fuimos desalojados a golpes innumerables veces, tanto en la Plaza de Armas, en el pasaje Olaya (que casi se convirtió en un matadero en 1997) en La Colmena, en la Plaza Dos de Mayo, o en la Plaza San Martín, centro de la conspiración popular y lugar del grito desembozado y la revuelta provinciana. Y como para coronar nuestra disidencia ante el tirano, fuimos detenidos y llevados a seguridad del Estado y golpeados y torturados para confesar lo que no sabíamos; mientras los que fungían de protestatarios sacaban sus pasaportes o se escondían en sus casas para ver la realidad a través del televisor o “creaban” un arte decadente con colores deslumbrantes, pero con una opacidad estética y ética contraproducentes (ahí tienen de ejemplo a esa Natalia Iguiñiz con sus fotos de patronas y empleadas y donde aparece su propia empleada doméstica; pero ella, la patrona-artista, hipócritamente se excluye de la lectura, avergonzada por los evidentes rezagos de esclavismo y/o feudalismo) que después ha querido ser el sountrack visual de una época encanallada y que se está volviendo a repetir. El "arte por la memoria" no es más que un vómito negro que quiere convertirse en objeto de contemplación y sólo logra la burla y el repudio de quienes padecieron en carne propia la brutal violencia represiva. No puede haber "arte por la memoria" ni nada que se le parezca, si primero no ha habido resarcimiento social y reparación civil a todas las víctimas de la guerra interna. El verdadero arte por la memoria seguirá siendo anónimo en esas “instalaciones” de más de 6 mil fosas comunes y más de 70 mil víctimas que no quieren que los pintemos de colores sino que los mantengamos vivos en nuestro recuerdos, tal y como fueron, para que esta ignominia no se vuelva a repetir. También muchos amigos, durante esta época terrible para la historia republicana de este país, cayeron bajo las balas y la violencia instituida desde el Estado. Yo mismo estudié con Melissa Alfaro, la periodista y compañera que volaron en pedazos con un explosivo plástico en 1991, el mismo que usaban en la Marina de Guerra del transportador de esclavos, Miguel Grau; y compartí carpeta con Flor Huillca, cuyo padre, el líder de la CGTP, Pedro Huillca, fue asesinado por Alberto Fujimori con el fin de culpar al PCP-SL y justificar la razzia que se estaba llevando a cabo en la sierra sur de nuestro país aplicando las teorías del “Gaucho” Cisneros Vizquerra, quien había propuesto matar a sesenta con la idea de que aunque sea uno fuera terrorista. Fui parte de los amigos que estuvimos con Flor cuando ese atentado sucedió. Y amigo de varios de los que desaparecieron o fueron encerrados por estupideces que ahora dan risa, pero que en su momento fueron motivos de llanto y rabia e impotencia. Un amigo estuvo en el Castro Castro por una foto donde la torta de cumpleaños de su hija tenía velas rojas; otro amigo estuvo 6 años por tener en su poder libros de Mariátegui y César Vallejo (todavía recuerdo la exposición de poesía visual que realizamos junto a otros escritores de la fenecida ANEA en la Universidad Nacional de Ingienería en 1991 y en las que los soldados rasos nos apuntaron con sus rifles preguntándonos ¿quién es César Vallejo?). Quizá el caso más claro fue el del artista plástico Alfredo Márquez (quien me ayudó con la escenografía en la presentación de Sinfonía del Kaos en 1994), y que estuvo casi 4 años en el Castro Castro por pintarle la boca con colorete a Mao Tse Tung. El mismo Mao que pintó y masificó Andy Warhol, a quien hubieran matado o encerrado de por vida si hubiera nacido en el Perú (ver “Contracorriente” de la documentalista norteamericana Ann Kaneko que trata sobre los artistas peruanos durante la dictadura fujimorista). Porque el viejo Estado nunca pudo diferenciar entre un “terrorista”, un izquierdista, un disidente, un ecologista o un anarquista. Lo vemos hoy en día y nos damos cuenta de que esto no va a cambiar, más bien se va a agudizar, sólo espero que la curva de Gauss se equivoque. Por todo esto, no puede existir moderación en mi lenguaje, ni en mis adjetivos contra los que asesinaron a mansalva y destruyeron los sueños de miles de jóvenes, contra los que se zurraron en la democracia, la ley y el orden, el pueblo, los derechos humanos y toda posibilidad de convivencia pacífica y la aspiración de alejarnos, de una vez por todas, de la barbarie. Y contra los que ahora, contra todo pronóstico de Senamhi, intentan ser la nube negra que le llueve caudalosamente en la cabeza a este país de cartón piedra obligado a flotar en los desagües de la miseria humana. Si no les gusta la verdad —o la forma en que se dice la verdad—, pues entonces, pueden buscarse otro blog u otros espacios donde le digan mentiras, triquiñuelas o medias verdades. Yo ya estoy viejo para andarme con eufemismos o la delicatessen del señorito escritor que no quiere chocar con nadie para no dejar de recibir las prebendas bajo la mesa; esos cretinos que como Caifás cuchichean de un lado y de otro para beneficiarse con amistades por interés porque siempre intentan el "justo medio", "ni con dios ni con el diablo", "ni frío ni caliente", "ni chicha ni limonada", etc., etc. O las hipocresías del plumífero que trabajó para un estercolero reaccionario como El Comercio (el mismo que hoy mueve sus fichas y reintegra en sus filas a lo más negro del fujimontesinismo) y no dijo nunca nada en contra de la dictadura cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, y ahora lanza piedras de tecnopor al sistema desde un blog para gente moderada y pasteurizada que no sabe cómo hacer para no votar por la Hija del Ladrón y Asesino, y no votar, a su vez, por un cachaco cholo cuyo fenotipo no se condice con lo que ellos creen ver en el espejo. Repito: Aquí no habrá "moderación".

http://www.rodolfoybarra.blogspot.com/

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