Concesión
Esta vez no quería verla ,la última vez que la dejé estaba enferma próxima a la agonía, ella completa, reptaba, tosía, sangraba.
Observamos una parte suya, la mas dañada, aquella que nunca quiso mostrar, la mas fea, y sin embargo era hermosa, no dejaba de serlo, me di cuenta entonces de lo frágil que había sido. No entendía por qué íbamos, a pesar de que ella nos daba todo lo que le pedíamos, por qué exigíamos tocarla, mancillarla, alterarla. Era un vicio el tocarla, la debilitábamos, con nuestras caricias, con nuestros besos llenos de baba, con nuestro semen, la aniquilábamos con nuestro calor humano. Aún recuerdo las veces que permanecí en ella viéndola sin desesperación, blanca, cristalina, increíblemente vital como porcelana y yo saciándome en su cuerpo, recuerdo sin embargo también como se fue deteriorando con mi insignificante presencia, como con la de miles, cada segundo junto a ella me llenaba de vida, cada segundo mío era una minuto menos para ella.
Y reíamos, esta vez su cuerpo estaba seccionado, había sido abierta e inspeccionada hasta el límite, la habían vencido las ansias de los otros, su divinidad había sido alterada por demás, miles pasaban por su vagina y sus senos iban desapareciendo por los ácidos de nuestros cuerpos, sus labios casi ya no existían, pero ninguno de nosotros dejaba de sentir el mas mínimo placer de la primera vez, ahora además podíamos disfrutar de su corazón que había quedado a la intemperie y palpitaba intensamente, nos tomábamos fotos para el recuerdo, plasmando su inmortalidad entre nuestras uñas, entre los dientes, miles caminaban dentro de su vientre como si fueran sus hijos, miles hablaban y hablaban de ella que era una maravilla, algunos habían traído ya sus cosas para habitarla, y solo unos cuantos permanecía dentro de ella sabiendo que todo, incluyendo la vida de los que aun no venían, estaba perdido.
Observamos una parte suya, la mas dañada, aquella que nunca quiso mostrar, la mas fea, y sin embargo era hermosa, no dejaba de serlo, me di cuenta entonces de lo frágil que había sido. No entendía por qué íbamos, a pesar de que ella nos daba todo lo que le pedíamos, por qué exigíamos tocarla, mancillarla, alterarla. Era un vicio el tocarla, la debilitábamos, con nuestras caricias, con nuestros besos llenos de baba, con nuestro semen, la aniquilábamos con nuestro calor humano. Aún recuerdo las veces que permanecí en ella viéndola sin desesperación, blanca, cristalina, increíblemente vital como porcelana y yo saciándome en su cuerpo, recuerdo sin embargo también como se fue deteriorando con mi insignificante presencia, como con la de miles, cada segundo junto a ella me llenaba de vida, cada segundo mío era una minuto menos para ella.
Y reíamos, esta vez su cuerpo estaba seccionado, había sido abierta e inspeccionada hasta el límite, la habían vencido las ansias de los otros, su divinidad había sido alterada por demás, miles pasaban por su vagina y sus senos iban desapareciendo por los ácidos de nuestros cuerpos, sus labios casi ya no existían, pero ninguno de nosotros dejaba de sentir el mas mínimo placer de la primera vez, ahora además podíamos disfrutar de su corazón que había quedado a la intemperie y palpitaba intensamente, nos tomábamos fotos para el recuerdo, plasmando su inmortalidad entre nuestras uñas, entre los dientes, miles caminaban dentro de su vientre como si fueran sus hijos, miles hablaban y hablaban de ella que era una maravilla, algunos habían traído ya sus cosas para habitarla, y solo unos cuantos permanecía dentro de ella sabiendo que todo, incluyendo la vida de los que aun no venían, estaba perdido.
1 comentario
valeria -
y el simbolismo expresado es fascinate
me gusto mucho!!