Evangelio de Agua
Porque no estás, ya no estaremos nunca completos.
Algo le falta el mundo, y tú te has puesto
a empobrecerlo más, y hacer a solas
tus gentes tristes y tu Dios contentoJaime Sabines.
I
En la hora en que el mar se transforma en espejo oscuro
Desgarrado por el paso horizontal de la muerte
En que los épicos cementerios son iniciación para el brote de lo desconocido
Guían deseos desesperados hacia las perspectivas del polvo
De angustiosos mausoleos
El silencio se vuelve hacia las puertas de mármol
Y proyecta una contemplación enloquecida
Donde la tristeza esboza un luto estricto
Hacia las precarias ornamentas de la vida
Como un rictus
Las tumbas cierran el barro material y
Los tórridos rastros de efluvios palidecen
Acaso algún día añores la dispersión de una orilla siguiendo su paso
Acaso esté por destilarse la afónica oscilación de tantos recuerdos
Los años no son más que una madera flotando para el peor naufragio
Arrasando bajo la gravedad de su lecho una corriente salvaje
Cuando golpean elevadas olas llevándose lo que fue
En tanto dolor
Acaso tú sientes la brisa
Rompe el suelo
Quiebra el vidrio
Arranca el sepulcro
Que al otro lado de la hecatombe
Tu cuerpo sigue siendo lo más amado.
Mira
Las medusas deslumbran con cintas transparentes
La esencia de una vertiente viva
En su tálamo bordado de peces
Emergen
Las cautivadoras palpitaciones de amaneceres que culminan
Bebe las gotas de este sueño incandescente con sed infinita
Toma las estructuras salinas de la semejanza
Toma la apariencia de las mareas que te afirman
Allá lejos,
Sobre ti
Sobre mí
Sobre las grietas del miedo
Sobre charcos,
Sobre ríos y lagos
Navegaremos hacia la viciada longitud de los océanos.
II Entre lágrimas el mundo líquido y su forma
Donde herméticos corales
Desatan la polifonía del ausente
En una tarde que inspira
La evocación del rostro que amo
En los ojos donde el sol culmina su ruta
Y llama hacia la otra orilla
Para ver oscurecer
El paisaje en lejanas luces
En antiguas metáforas ancladas en fondos marinos
Donde el invierno extiende sus brazos
Y afila sus uñas sobre peñascos
Donde el declive es la distancia
Y el azar un puerto inútil para todo viaje.
Con una astillada brújula
Y un navío agonizante
Aún escucho el eco de su voz
En el lugar donde se inclinan las caracolas
En el lugar donde los faros han perdido altura
En el húmedo vuelo de gaviotas
Sumergidas en el blanco despojo de sus alas.
Ana Marìa Flores Nùñez (Arequipa)
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dark veri -